El color de los dientes está determinado desde la vida fetal y se debe al tono de la dentina y a la transparencia del esmalte. El blanqueamiento sólo consigue aclarar el tono del esmalte, que se va tiñendo a base de sustancias colorantes como pueden ser el tabaco, los pintalabios, el café, el té, el tomate, pigmentos químicos, bebidas de cola, el uso de determinados medicamentos, etc. En consecuencia, el blanqueamiento dental consiste en eliminar del esmalte, por medio de sustancias químicas, todas las partículas que alteran su color original.
Se utilizan peróxido de hidrógeno y el peróxido de carbamida, y puede realizarse en casa, en la consulta o mediante un método combinado. El aclaramiento del esmalte es gradual y es necesario realizar varias sesiones para conseguirlo. Actualmente, existen métodos de última generación, que usan láser de luz fría, que consiguen el blanqueamiento en una sesión.
El blanqueamiento dental suele tener una duración de entre tres y seis meses.
Entre las contraindicaciones para el blanqueamiento dental se incluyen:
- Caries y/o enfermedad periodontal
- Dientes muy restaurados o con grandes caries
- Fisuras y/o fallos de restauraciones
- Piezas con traumatismos previos