Seguridad infantil - Lo fundamental - ¿Qué es?

Los niños están llenos de curiosidad y de una enorme necesidad de exploración del medio, pero carecen de experiencia, por lo que son frágiles y están expuestos a sufrir lesiones de diversa gravedad. Por eso, diversos sectores han ido desarrollando e implementando diversas medidas de seguridad adaptadas a cada etapa evolutiva para prevenir situaciones que impliquen para los niños un peligro de cualquier tipo, incluso de exclusión social. Todas estas medidas forman parte de una misma disciplina que se ha denominado "seguridad infantil" y que va dirigida a proteger a la infancia y a la adolescencia de los riesgos físicos, psíquicos y sociales inherentes a su propia vulnerabilidad y naturaleza. El desarrollo de la seguridad infantil es paralelo a la evolución de la sociedad y es mayor cuánto más avanzada es la sociedad en la que vive, razón por la que en el tercer mundo los niños tienen mayor riesgo de lesiones y de exclusión social. Por otra parte, las nuevas tecnologías, como internet, han generado nuevos riesgos y constituyen un nuevo reto que las sociedades avanzadas deben afrontar.

En los países industrializados, los accidentes constituyen la primera causa de muerte entre los niños de uno a catorce años. Para valorar esta situación se utiliza un indicador que revela mejor el problema que la tasa de mortalidad por accidentes en la infancia: el índice de años potenciales de vida perdidos, que se calcula según la esperanza de vida y muestra las causas de muerte con mayor impacto en la población infantojuvenil. En España, los accidentes de tráfico y de otro tipo son la segunda y tercera causa potencial, respectivamente, de años perdidos en comparación con el séptimo y noveno puesto que ocupan como causa de muerte.

Prácticamente, la mitad de los accidentes se producen en la calle, los fines de semana y por las tardes; mientras que los más frecuentes son las caídas. La zona del cuerpo que se afecta más es la cabeza y los varones sufren más accidentes que las niñas. Por suerte, la mayoría de los accidentes infantiles no suelen ser graves, pero sí requieren asistencia médica en una elevada proporción de casos.

Por otra parte, los accidentes suponen un elevado coste económico y social, ya que los padres deben emplear tiempo y recursos al cuidado del menor accidentado, además del sufrimiento y las posibles secuelas producidas. Pero todo esto es evitable mediante un buen plan de prevención que implique a toda la sociedad.

Es importante recordar que todos los niños están expuestos a los accidentes por el propio fenómeno de su evolución psicomotora. Así, existen pocos riesgos personales en el lactante pequeño, el cual depende estrechamente de los que lo rodean y en quien la patología accidental es casi siempre ocasionada por terceros (padres, hermanos, cuidadores). Pero los accidentes aumentan a medida que el niño crece y se va haciendo más independiente y autónomo.

Todos estos argumentos han motivado que, en los últimos lustros, se haya producido un gran número de actividades para prevenir esta plaga social. En este sentido, se debe recordar que, ya en el año 1954, en en Reino Unido y Suecia se constituyó un comité conjunto para la prevención de accidentes en los niños. En España, en el año 1972 se creó un Comité Nacional para la Prevención de Accidentes en la Infancia en el seno de la propia Asociación Española de Pediatría.

Pero los niños no sólo se encuentran en riesgo de padecer accidentes, sino que los riesgos también incluyen los malos tratos y la exclusión social, la pedofilia y la prostitución, además del trabajo infantil en muchos países del tercer mundo.

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