La nutrición y la diabetes mantienen una estrecha relación y la alimentación que tomamos está directamente relacionada con los niveles de azúcar en la sangre. Diabetes y obesidad también están asociadas y es importante conseguir que la persona con diabetes alcance cuanto antes su normopeso para evitar complicaciones y riesgos cardiovasculares. Lamentablemente, la obesidad y la diabetes se están convirtiendo en una verdadera epidemia en España y en todo el mundo.
Perder peso no es fácil y sí lento, por lo que el enfermo se desmotiva con frecuencia, se estanca y luego se pasa a una fase yoyó en que se sube de peso y se baja constantemente. A esto hay que sumar que, con la restricción de calorías, se produce un efecto de cansancio importante y si el adelgazamiento no se hace de forma correcta o regular, éste puede conllevar la pérdida de masa muscular.
La cirugía bariátrica es una opción en los casos de obesidad alarmante, si bien muchos médicos la desaconsejan y no están a favor de su uso, ya que supone un riesgo importante. Esta cirugía precisa de un equipo multidisciplinar, es una técnica compleja, y sus resultados no son eficientes en todos los casos, ya que hay pacientes que, tras esa cirugía, han vuelto a tener sobrepeso. Lo ideal sería probar otras metodologías para alcanzar esa pérdida de peso, apoyados por técnicas psiquiátricas y reforzados por equipos multidisciplinares y, si tras mucho tiempo de pruebas, no hay resultados, entonces la única posible solución puede ser la cirugía.
El páncreas segrega una hormona, que es la insulina, que es la responsable de que la glucosa entre en los tejidos periféricos. Para que esta acción pueda hacerse efectiva, se necesita que el tejido periférico tenga un receptor de esta insulina. En las personas obesas, estos receptores funcionan peor y los tienen en menor cantidad. Otro problema derivado puede ser el hecho de que, cuando la obesidad es a nivel abdominal, se liberan más ácidos grasos a sangre que son captados por el hígado y éste, a partir de estos ácidos grasos y también de proteínas, puede fabricar glucosa que empeora el propio metabolismo de los hidratos de carbono.
El método Pronokal es un método para una pérdida duradera de peso. Se debe conseguir la reducción del peso y el mantenimiento de ese peso conseguido a largo plazo. Para ello, se realiza un programa en tres fases, adelgazamiento, reeducación alimentaria y seguimiento durante dos años.
Este método trata de que el paciente adquiera hábitos alimentarios correctos que le permitan estabilizar el peso, y cuenta con el soporte de un equipo de nutricionistas para lograr ese objetivo.
Este método está pensado para obesidades importantes, cuando sobran más de 25 kilos, o cuando el índice de masa corporal fuese igual o superior a 30. Los beneficios de este método a nivel metabólico son importantes incluso para afecciones derivadas como el colesterol y la hipertensión.
Además, pequeñas pérdidas de peso también tienen un resultado excepcional, ya que se busca directamente la grasa como fuente energética sin afectar a la masa muscular, con lo que no se descarta para tratamientos estéticos para personas sin graves sobrepesos.
Este método nació en el año 1971, y se aprobó en 1973. Desde entonces, se han tratado más de 30 millones de pacientes en el mundo.
La persona con diabetes y obesidad tiene que tener, como principal objetivo, la pérdida de peso y a ser posible prescribirle la práctica de algún tipo de ejercicio físico, abandonar el hábito del tabaco, reducir el consumo de sal, y en general conseguir un patrón de vida saludable.
La actividad física, también forma parte del método Pronokal, y es importante confeccionar un programa específico para la morfología, sobrepeso y edad del enfermo, ya que está demostrado que esa actividad física reporta beneficios para el organismo más allá de sus efectos sobre la obesidad y su sistema cardiovascular.
Otro método de pérdida de peso es la llamada la dieta proteinada, que es un método de prescripción médica, basada en conseguir que esa pérdida de peso se consiga mediante la pérdida de grasa, pero no de masa muscular, es decir, conseguir mantener esas proteínas en el organismo. Esta dieta persigue suministrar las proteínas necesarias para no perder la masa muscular y limitar los hidratos de carbono y las grasas de una forma controlada, para que no tenga energía para sobrevivir, y el paciente deba recurrir a las grasas de reserva.
Los cambios endocrinos producidos mejoran la imagen externa e interna de los pacientes, ya que los niveles de estrógenos aumentan, y hay una compensación entre las vitaminas y los minerales, lo que redunda en la salud de la piel, y todo tiene efectos sobre la propia persona que hace que esté más positiva y eufórica.
En la primera fase del tratamiento, la persona con obesidad y con diabetes mellitus debe tratar de reducir el 80% de ese sobrepeso mediante una dieta proteinada y, luego, se introduce al paciente en una fase de reeducación alimentaria, donde se le irán introduciendo y eliminando ciertas familias de alimentos en la dieta, y en ciertas cantidades. Se persigue que el paciente adquiera hábitos alimentarios correctos, primero con un desayuno completo, luego con la introducción de frutas y verduras, luego las féculas y, finalmente, en último lugar las grasas.