Las mujeres son más susceptibles a que se produzca durante el embarazo, el parto y el postparto. Esto está favorecido porque la sangre de la embarazada, como consecuencia de las hormonas placentarias, tiene más facilidad para formar coágulos debido a algunos cambios que se producen en el proceso de la coagulación. A esto se suma el útero aumentado de tamaño que disminuye la circulación en las venas, principalmente en los miembros inferiores.
Existe una mayor predisposición a su aparición en las mujeres con varices o cuando se debe realizar reposo prolongado. También es más propensa a aparecer si existe obesidad o cuando la madre tiene más de 30 años o ha tenido más de tres partos.