Muchas personas ciegas no pueden movilizarse sin la ayuda de un perro guía bien entrenado. Hay más de 1.000 personas ciegas en España que llevan consigo un perro guía como auxiliar de movilidad.
El entrenamiento de un perro guía dura entre dos y cinco años. Tras este entrenamiento el animal está capacitado para ayudar a una persona discapacitada visualmente.
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El perro guía es el fruto de un intenso adiestramiento. Se comienza seleccionando unos padres caninos con buenas características de carácter para que críen camadas de cachorros entre los que se van a seleccionar los más aptos para el entrenamiento. Las camadas deben ser de ciertas razas específicas. Los cachorros seleccionados pasan a convivir con familias voluntarias donde deben crecer socializándose intensamente en diferentes ambientes, para que el perro aprenda a adaptarse a todas las situaciones posibles.
Tras doce meses con la familia voluntaria, el perro regresa a la escuela de entrenamiento donde recibe educación intensiva durante 18 a 24 meses. Sin embargo, no todos los perros entrenados se convierten finalmente, tras el entrenamiento, en perros lazarillo. No todos sirven como perros guía, lo que hace este proceso muy costoso. Entrenar uno de estos perros cuesta unos 40.000 euros de media.
La finalidad del entrenamiento es conseguir un animal dócil y cariñoso para su dueño, y sociable, paciente y amistoso con los extraños. Además, debe ser capaz de avisar al invidente de la presencia de cruces y escalones, y tener la habilidad de encontrar pasos de peatones, entradas y salidas de todo tipo de establecimientos, y localizar escaleras o paradas de autobús.
El perro guía es un trabajador incansable, pero es un animal vivo con sus necesidades materiales y afectivas y el invidente debe aprender a cuidarlo adecuadamente y a tratarlo con cariño. También debe aprender a trabajar junto con el perro para conseguir la labor de guía y, por ello, debe pasar por una etapa de entrenamiento junto al perro.
Relacionarse con un perro guía
Hoy en día existen escuelas de perros guía en muchos países del mundo.
Un perro guía, como animal vivo que es, puede desconcentrarse en la realización de su trabajo a causa de olores, ruidos u otros estímulos. Es importante, pues, no distraer al perro ni llamar su atención cuando realiza su labor. Cuando el perro guía lleva puesto el arnés significa que está trabajando y todos alrededor deben actuar de manera correcta para no distraerlo. En este sentido, todas las personas deberían saber cómo comportarse ante la presencia de un perro guía. Algunos consejos a la hora de relacionarse con un perro guía incluyen:
1. Ignora al perro.
2. No lo toques.
3. No le temas, pero no le acerques otro perro..
4. No le ofrezcas golosinas ni alimentos.
5. Si una persona invidente con perro guía te solicita ayuda, acércate por el lado derecho, de modo que el pero quede a la izquierda. Si es necesario tomar del brazo al invidente, se hará por su brazo izquierdo.
6. No tomes del brazo a una persona invidente que lleve un perro guía sin antes hablarle.
7. No toques el arnés.
8. Los perros guía están habituados y capacitados para acceder y permanecer junto a sus respectivos amos en todo tipo de establecimientos; no les impidas el paso.
En España las personas invidentes pueden acceder con su perro guía a lugares, establecimientos, alojamientos, locales y transportes públicos. También tienen libre acceso a los centros hospitalarios públicos y privados. El dueño del perro debe poder acreditar que este cumple con los requisitos sanitarios y cuenta con la credencial oficial de perro guía.
Alrededor de los ocho a diez años el perro pierde facultades para su trabajo de guía a causa de su envejecimiento. Muchos de estos perros jubilados se quedan con su dueño invidente el resto de su vida, pero en ocasiones esto no es posible y vuelven a la institución que los ha entrenado, donde se les busca una familia adoptiva.
Un poco de historia
La historia de los perros guía se remonta al año 1827 cuando, el escritor austriaco Leopold Chimani publica un libro en el que se recoge la historia de Joseph Resinguer, una persona nacida en 1775 y ciego desde los 17 años de edad, que había logrado entrenar a sus perros para que le ayudaran en sus desplazamientos. Años después, Johann Wilkelm Kleim, pionero en la educación de las personas invidentes, publicó en la ciudad de Viena el primer manual sobre el adiestramiento de perros guía.
Sin embargo, hubo que esperar al final de la Primera Guerra Mundial, cuando cientos de soldados sufrieron ceguera a causa de las lesiones en batalla, para que se creara la primera escuela de perros guía. Esta hazaña se debe al médico Gerhard Stalling y se sitúa en el año 1916 en Oldenburg, Alemania.
Hoy en día existen escuelas de perros guía en muchos países del mundo, incluyendo más de once escuelas en los EE. UU., diez en Francia, catorce en el Reino Unido, cinco en Alemania y Japón, una en Nueva Zelanda, la República Checa, Sudáfrica e Irlanda, tres en Italia, y dos en Australia, Polonia, Bélgica y Holanda, Canadá, Noruega, Suiza, Israel y Rusia. En España existe la Fundación Once del Perro Guía.
La popularización de la idea de utilizar perros como lazarillo se debe a la Sra. Eustis que visitó Alemania en 1925 y, gratamente impresionada por el trabajo de los perros guía en este país, escribió un artículo en el diario estadounidense Saturday Evening Post en 1927 que tuvo una gran repercusión entre las personas invidentes de los EE. UU. Después de esto, muchos invidentes se interesaron en adquirir un compañero canino con estas características de adiestramiento.
