Osteoporosis - De interés - Nacer con menos de 1.500 gramos reduce la densidad ósea en la edad adulta

 Estos bebés tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas cuando son adultos

Según un artículo publicado por el diario El Mundo, el bajo peso al nacer es un factor de riesgo para desarrollar fracturas en la vida adulta.

Estos bebés tienen un mayor riesgo de sufrir fracturas cuando son adultos y deberían recibir una alimentación rica en calcio y vitamina D y practicar ejercicio físico habitual para mejorar la calidad de sus huesos.

La alimentación de los bebés nacidos con muy bajo peso, por debajo de los 1.500 gramos, ha creado un dilema entre los expertos ya que deben elegir entre proporcionar al pequeño una sobrealimentación que compense su bajo peso y una alimentación normal, que preserve su salud cardiovascular en la vida adulta.

Especialistas finlandeses han estudiado la densidad mineral ósea de un grupo de 144 adultos jóvenes (entre 18 y 27 años) que habían nacido entre 1978 y 1985 con muy bajo peso y una media de 29 semanas de embarazo (cuando lo normal son de 38 a 42).

El estudio se realizó en el área de Helsinki, Finlandia, comparándose los resultados con otro conjunto de individuos nacidos con un peso adecuado y una edad gestacional a término. Los prematuros incluidos en el trabajo oscilaron de 600 a 1.500 gramos de peso, frente al intervalo del grupo de control, de 2.500 a 4.900 gramos.

Se llegó a la conclusión de que "los adultos jóvenes nacidos con muy bajo peso tenían significativamente una densidad mineral ósea más baja, con un riesgo incrementado de presentar osteoporosis y fracturas", de manera que es importante para estos prematuros "la promoción de una adecuada nutrición con suficiente calcio y vitamina D, además del incremento del ejercicio intenso".

Así pues de este estudio se deduce que estos niños van a tener un mayor riesgo de fractura a lo largo de su vida, por lo que habría que hacer un esfuerzo para que tomen la cantidad de calcio y vitamina D adecuada y que hagan ejercicio, de manera que, siguiendo estas recomendaciones sencillas durante la infancia y la adolescencia, mejoraría su situación en la etapa adulta.

Por otra parte, si bien la densitometría ósea mostró diferencias en todo el cuerpo, los médicos hacen referencia en su investigación a las diferencias claras en la zona lumbar de la columna y en el cuello del fémur.

 

Crecimiento óseo

La masa del hueso aumenta con la edad, de manera que al menos el 90% del total de la masa se adquiere hasta los 18 años, comenzando la pérdida entre los 35-45 años. Así, los niños que nacen antes de tiempo son privados de los efectos positivos sobre el esqueleto del último trimestre del embarazo y lo cierto es que el feto triplica su peso entre la 24 y la 36 semanas de gestación al realizarse el depósito de la mayoría de los nutrientes en esos últimos meses, produciéndose el mayor depósito de calcio y hierro en el bebé en el último trimestre de la gestación.

Estos datos subrayan la importancia del desarrollo en la niñez y durante la pubertad ya que, cuando se llega al máximo momento de densidad ósea en la edad adulta, ya se ha perdido la oportunidad de haber hecho un esfuerzo a lo largo de toda la infancia y la adolescencia para potenciar la masa ósea.

El estudio, por tanto, mantiene que los recién nacidos de muy bajo peso poseen una deficiencia que se mantiene y que no se compensa con la vida normal, siendo la solución la práctica de ejercicio y la toma de calcio y vitamina D.

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