Se entiende por celulitis la acumulación de tejido adiposo formando nódulos que ocasionan el aspecto de "piel de naranja" y se localizan principalmente en caderas, muslos, nalgas y abdomen.
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Según la doctora Elia Roo, miembro de la AEDV, la celulitis no puede ser considerada como una enfermedad, sino como una alteración estética de la superficie de la piel que afecta a entre el 85% y el 98% de las mujeres a partir de la adolescencia en mayor o menor grado.
¿Cuál es el origen?
Son cuatro las principales hipótesis que circulan sobre las causas que originan la celulitis: los cambios estructurales cutáneos en relación con el sexo, las alteraciones del tejido conjuntivo, los cambios vasculares y los factores inflamatorios, afirma la doctora Roo.
La predisposición genética, el sexo y la raza también juegan un papel en el desarrollo de la celulitis. La vida sedentaria, las dietas ricas en grasas y carbohidratos, el estrés, el abuso del tabaco y el alcohol y algunos medicamentos contribuyen a su agravamiento.
La celulitis se clasifica en grados, en función de la existencia o no de piel de naranja:
- Grado 1: piel lisa de pie o tumbada; al comprimir la piel entre los dedos no se observa piel de naranja.
- Grado 2: piel lisa de pie o tumbada, pero al pinzarla entre los dedos o al contraer la musculatura, aparece la piel de naranja.
- Grado 3: piel lisa tumbada, pero aparece piel de naranja al ponerse de pie.
- Grado 4: hay celulitis con o sin pinzamiento, de pie y tumbada y suele corresponder a mujeres posmenopáusicas y con obesidad.
Tratamiento
Existen numerosas terapias que aseguran "curar" la celulitis aunque, según apunta la doctora Roo, "al no existir estudios científicos sobre su eficacia, es mejor hablar de terapias que mejoran el aspecto de la celulitis". Algunas son:
- Agentes farmacológicos: pueden aplicarse de forma tópica, oral o transcutánea (mesoterapia). Suelen ser sustancias con efecto lipolítico, es decir, que disuelven la grasa.
- Tratamientos mecánicos: son aquellos como el drenaje linfático, en el que, a través de un masaje manual, se movilizan los fluidos intersticiales, con lo que se consigue eliminar el exceso de líquido. El mismo objetivo tiene la presoterapia, aunque en este caso se emplea un masajeador neumático.
- Tratamientos quirúrgicos: el más clásico es la liposucción, que consiste en la aspiración mediante cánulas de la grasa subcutánea. En la actualidad se consiguen mejores resultados con la lipoescultura ultrasónica y los láseres de lipólisis, ya que consiguen la eliminación más controlada de la grasa y cierto grado de estiramiento de la piel superficial.