La mayoría de las mujeres se sienten cansadas después del parto y pueden tener algún tipo de dolor, especialmente en la zona genital si se les ha realizado una episiotomía. Se pueden utilizar analgésicos para evitarlo.
Tras el parto se producen pérdidas de sangre por la vagina que se irán modificando a medida que pasen los días. La primera semana será sangre roja, similar a la de una menstruación, y posteriormente la hemorragia será amarronada o amarillenta. Se deben usar exclusivamente compresas de algodón para estas pérdidas y nunca tampones vaginales. Finalmente, el flujo será ligeramente sanguinolento hasta que a los 15-30 días desaparece completamente el manchado.
Desde el primer día el útero empezará a contraerse y su tamaño se ireducirá progresivamente durante los meses siguientes. Este proceso se acelerará si se opta por la lactancia materna, ya que cada vez que se da de mamar se libera una hormona (la oxitocina) que provoca contracciones en el útero.
Finalmente, las molestias urinarias desaparecerán 24 horas después del parto. Se aconseja realizar los ejercicios de Kegel para recuperar el tono muscular de la vagina y evitar la incontinencia urinaria.