La carboxiterapia es una técnica de medicina estética que se basa en inyectar CO2 bajo la piel para obtener una mayor oxigenación y un aumento del flujo sanguíneo en la zona del cuerpo tratada.
La carboxiterapia se emplea en los tratamientos corporales para remover las grasas localizadas y para borrar las estrías. También proporciona excelentes resultados en la eliminación de arrugas, de flacidez y en el blanqueamiento de ojeras.
La carboxiterapia, que tiene su origen en Francia, en la estación de aguas termales de Royat, se basa en inyectar CO2 (dióxido de carbono) bajo la piel con unas agujas muy finas, como las utilizadas para inyectar la insulina. Mediante un aparato especial se controla la cantidad de gas inyectada y, posteriormente, se masajea la zona. Se utiliza CO2 medicinal con un 99% de pureza y se debe controlar estrechamente la dosis de dióxido de carbono administrado.
La carboxiterapia se basa en el efecto Bohr, que es un concepto de física que define que la hemoglobina de la sangre libera el oxígeno en los tejidos cuando aumenta la presión del CO2 en los mismos. Por eso, al inyectar el CO2 en los tejidos, se aumenta artificialmente la presión de CO2 y se fuerza a la hemoglobina de la sangre a liberar en ese lugar su oxígeno. Este efecto justifica que la inyección de CO2 bajo la piel aumente la oxigenación de los tejidos y el flujo sanguíneo. El oxígeno liberado en los tejidos gracias a la carboxiterapia estimula procesos metabólicos que "queman" las grasas y mejoran la celulitis. La piel se vuelve más lisa y suave.