La toxina botulínica se inyecta en el músculo, donde bloquea el neurotransmisor acetilcolina, de forma que se debilita el sistema químico que es responsable de la contracción muscular.
El bótox es un tratamiento indicado en forma de infiltraciones para mejorar las arrugas de expresión, que son las arrugas más marcadas de la cara debidas a los gestos. En concreto, son las arrugas del entrecejo las que mejor responden al bótox.
La toxina botulínica es una proteína producida por la bacteria Clostridium botulinum, que es la responsable de producir el botulismo, una enfermedad que se produce por tomar alimentos mal enlatados. El botulismo es muy grave y cursa con parálisis muscular generalizada.
Esta toxina se utiliza en diversos campos de la Medicina y, en concreto, se ha popularizado mucho en Medicina Estética. Para este uso, se inyecta una cantidad muy pequeña de forma muy localizada que no afecta al resto del organismo. Se inyecta a nivel muscular donde paraliza el movimiento. En general se precisan entre 1-3 inyecciones por músculo.
Los efectos son visibles a los 3-5 días, aunque su actividad completa no se alcanza hasta los transcurrido de diez días a tres semanas de la inyección. Si se excede la dosis idónea puede producirse una relajación excesiva del músculo. Sin embargo, sus efectos son pasajeros y es necesario repetir las inyecciones a los 2-4 meses.