Mucho ha sido el tiempo y el trabajo invertido por parte de profesionales de la salud en que el público comprendiera que la exposición al sol daña la piel. Los principales causantes: los rayos UVA (que dañan la elastina y el colágeno favoreciendo el envejecimiento) y los rayos UVB (que causan quemaduras y pueden provocar cáncer de piel). Una vez que el común de las personas han aceptado esta premisa y ya se ha asumido que la protección solar es necesaria, surge una nueva duda pendiente de ser despejada: ¿son mejor las cremas químicas tradicionales o las orgánicas?
Las cremas químicas se han caracterizado por proteger principalmente de los rayos UVB, aunque recientemente ya han comenzado a incorporar también protección frente a los rayos UVA. La duda que surge con estas cremas es que son absorbidas por la piel y se teme que generen radicales libres que puedan ser perjudiciales. Ante esta duda se han abierto líneas de investigación que demuestren o descarten esta hipótesis.
Los productos de protección orgánica, por contra, no son absorbidos por la piel, sino que se quedan sobre ella y actúan como deflectores de la radiación UVA/UVB. Una de sus principales desventajas es que suelen dejar una capa blanquecina sobre la piel. Sin embargo pueden ser mejores en personas con piel sensible o alergias, ya que es menos probable que produzcan hipersensibilidad.