Alimentación saludable - De interés - Las comidas rápidas pueden ocasionar una dieta deficitaria

La comida rápida es desordenada, incompleta y deficitaria en nutrientes.
El descenso de las temperaturas condiciona una mayor vulnerabilidad ante enfermedades víricas.
La dieta mediterránea es un gran aliado para el otoño.
Cocidos, legumbres y guisos de patatas con carne o pescado se deben combinar con una elevado consumo de verduras, ensaladas y frutas.

Con la vuelta al trabajo y a la rutina, las prisas del día a día convierten la elaboración de los alimentos en una prueba contrarreloj y la mayoría de la gente recurre a los platos preparados, comidas rápidas o de restaurante.

La comida rápida es desordenada, incompleta y deficitaria en nutrientes. El organismo no recibe todas las sustancias necesarias para su mantenimiento y se resentirá más tarde o más temprano

Con la llegada del otoño y el final del verano vuelven el trabajo, los colegios y las prisas. Afortunadamente se recupera la rutina y la vida se torna más ordenada, recuperándose los horarios de comidas y las horas de sueño. Una dieta equilibrada en este momento del año es fundamental para proteger al organismo de los rigores del invierno, que ya está próximo.

La nueva estación, el otoño, condiciona nuevas necesidades del organismo. Es tiempo de frío y de humedad y los alimentos deben ser más energéticos. Sin embargo, las prisas del día a día convierten la preparación de la comida en una prueba contrarreloj y se acaba recurriendo a platos preparados o al menú de los restaurantes. Las cenas rápidas a base de picoteo son una tentación fuerte tras una jornada agotadora de trabajo.

Sin embargo, la comida rápida es desordenada, incompleta y deficitaria en nutrientes. El organismo no recibe todas las sustancias necesarias para su mantenimiento y se resentirá más tarde o más temprano. El otoño marca el tránsito entre verano e invierno y obliga a nuestro organismo a adaptarse a una nueva climatología que se endurecerá más en invierno. El descenso de las temperaturas condiciona una mayor vulnerabilidad ante enfermedades víricas, como la gripe o el catarro, y se requiere un mayor consumo de energía para mantener el calor del cuerpo.

Beneficios de la dieta mediterránea

La dieta mediterránea es un gran aliado para el otoño. Con ella conseguiremos preparar el organismo para la llegada del invierno. Es el momento de incorporar a nuestra dieta los platos de cuchara típicos de la dieta mediterránea: cocidos, legumbres y guisos de patatas con carne o pescado se deben combinar con un elevado consumo de verduras, ensaladas y frutas. Los lácteos también son muy importantes en estos momentos en los que desciende la síntesis de la vitamina D por la falta de radiación solar, para aportar calcio, y son también una excelente fuente de proteínas. Las frutas cítricas, como naranjas, mandarinas y pomelos, son las mejores fuentes de vitamina C, que nos protege frente a las infecciones víricas propias de la época. Merece la pena, pues, tomarse tiempo para elaborar las comidas apropiadamente, escogiendo la materia prima con cuidado y aprovechando los alimentos de temporada.

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